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viernes, 4 de febrero de 2011

LAS GRIETAS DEL PANÓPTICO

Las grietas del panóptico

Toda acción de control entraña otra de descontrol. Esta idea surge del libro de Esther Díaz cuyos ejes se debatieron en un congreso sobre biopolítica.

POR Martin W. Prieto

 
El escritor Georg Lichtenberg observó a principios del siglo XIX que toda la historia era la historia del hombre despierto, nadie había pensado en la historia del hombre dormido. Con la aparición del psicoanálisis probablemente se haya remediado un poco esta falta. Como a Freud, también a Foucault de alguna manera lo obsesionaban las razones complejas y ocultas que determinan la vida de los hombres y las sociedades. Fue el arqueólogo de los poderes, de esas variadas rutinas de coerción que se ejercen en los diagramas, los sistemas, las sintaxis, tan inmanentes a las ideologías y a las verdades como al hierro de las prisiones.
El lector avezado habrá notado que sin la obra de Foucault no se comprenderán muchos procesos fundamentales de la historia moderna. Sus investigaciones desmienten lo superficial y revelan la enorme relojería interna (visión algo tenebrosa) de las sociedades modernas. Una de sus contribuciones más importantes fue el estudio de la biopolítica, que definió como aquellos mecanismos mediante los cuales el poder regula los procesos vitales de las poblaciones. Foucault advirtió que si el viejo poder de los soberanos consistía en hacer morir o dejar vivir, el nuevo poder es el de hacer vivir y dejar morir. Estos tiempos ya los anunciaba el doctor Benjamin Rush, uno de los padres fundadores de EE.UU.: “En lo sucesivo será asunto del médico salvar a la humanidad, tanto como hasta ahora lo fue del sacerdote. Concibamos a los seres humanos como pacientes en un hospital; cuanto más se resistan a nuestros esfuerzos por servirlos, más necesitarán nuestros servicios.” A través de las técnicas centradas en el control de la salud, natalidad, sexualidad, en el siglo XIX se comienza a sistematizar de diversas maneras la influencia de los estados sobre la vida. La producción de organismos rentables es un interés permanente del poder, al mismo tiempo que se diseñan las instituciones destinadas a separar la paja del trigo (cárceles, psiquiátricos, asilos). La filósofa Esther Díaz (UBA, UNLA) publicó Las grietas del control (Biblos). Allí aborda la actualidad de la biopolítica y la explora en sus variadas configuraciones argentinas.
En el libro se abordan dos fenómenos básicos, la vigilancia y el control: la vigilancia es la forma ancestral, es lo que se oye y se escucha; el control atraviesa paredes y distancias e incorpora flamantes tecnologías. A lo largo del libro se intenta deconstruir este gran aparato coercitivo tratando de medir su vigor pero también de encontrar sus cortocircuitos y sus fallas conceptuales, en cuatro territorios: lo urbano, los cuerpos tecnificados, el deseo liberador o excesivo y el mundo de la creatividad. Díaz marca un punto de partida: “la acción de controlar es siempre acechada por la irrupción del descontrol, porque ¿Quién controla a quienes controlan? ¿Existe una red de seguridad tan densa que no se agriete en algún resquicio? ¿Cómo garantizar la fidelidad de quien no gana en un año lo que muchos de sus patrones disfrutan en un día?” En el capítulo sobre urbanidad se muestra cómo los dispositivos del panóptico han sido revertidos para construir encierros voluntarios e hipervigilados, como son los countries y barrios privados. Allí lo que se busca es una inmunización de los flujos poblacionales desheredados y amenazantes, pero al mismo tiempo intrínsecos de las sociedades neoliberales. Los muros y las garitas de los barrios de lujo sirven para excluir en dos sentidos, depende del lado de la línea en que uno se encuentre; dicho de otro modo, actúan para reforzar a través del control y la polarización los hilos del poder.
Muchos de los temas de este libro fueron desarrollados en el Congreso Internacional de Epistemología y Metodología “Investigación Científica y Biopolítica”, realizado en noviembre en la Universidad de Lanús. En su ponencia “Abordajes deconstructivos como estrategias de investigación”, la autora y organizadora del evento presentó sus ideas para una reflexión sobre la ciencia abierta a los marcos sociales y políticos más amplios que la producen, criticando esa visión de la verdad científica como una milagrosa burbuja.
Al congreso asistieron especialistas en epistemología, metodología y biopolítica locales e internacionales. Hubo intervenciones destacadas como las de Alfonso Galindo Hervás, “Secularización, abstracción y excepción en los diagnósticos sobre la biopolítica” (Universidad de Murcia); Roxana Ynoub (UNLa-UBA) “Hermenéutica y metodología”; y Mónica B. Cragnolini (UBA-CONICET) “Paradigmas biopolíticos y políticas de la resistencia: entre los intersticios de los biopoderes”, En el último y atrayente capítulo de Las grietas del control, Esther Díaz se detiene a considerar la música para sondear ese espacio, tan reminiscente de la filosofía, que armoniza rigurosidad con libertad. “Las partituras más cuidadas suelen producir la música más creativa”, dice, adivinando una lógica benéfica para aquellas actividades humanas que logran escapar a los encierros mas voraces. A propósito, recuerdo en la música de Leonard Cohen una línea que dice: “Hay una grieta en todas las cosas. Así es como entra la luz.”

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